No hay nada trivial

La gente creía que cuando alguien muere, un cuervo se llevaba su alma a la tierra de los muertos, pero a veces, algo malo ocurre, y acarrea una gran tristeza, y el alma no puede descansar en paz. Y a veces, sólo a veces, el cuervo puede traer de vuelta el alma para enmendar el mal.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Como gatos rebeldes y perros guardianes

¿Te sientes orgulloso?. Pues todo esto a mi sólo me le da un impulso para crear esas típicas fábulas moralistas.

Y ahí iba el gato callejero vagando por las calles cuando se topa con un perro guardián, quien para mirar al gato se vio forzado a bajar la mirada, muy, muy abajo, pues si no lo hacía, no lograría distinguir esos bigotes torcidos y aquel pelaje tan desteñido y maloliente.
El gato, humildemente alzó sus ojos y movió la cabeza, demostrando su desacuerdo con la actitud arrogante y sublevada del perro guardián. Comenzó a recordar todas las veces que éste lo traicionó, así que rendido, volvió a agachar su mirada y siguió de largo, esperando que el perro no le impidiera la pasada.
No lo hizo, pero si lo detuvo y con una sonrisa en el rostro le dijo:
-Hey gato, sé que guardas un resentimiento conmigo y lo entiendo, sé que en ocasiones me porté mal contigo, y sólo deseo pedirte disculpas. También quiero pedirte que entiendas que este es mi trabajo y si no sigo las órdenes me moriré de hambre. ¿Puedes perdonarme y garantizarme que volveremos a ser amigos?
 El gato lo miró fijamente y respondió: - Puedo perdonarte sí, también puedo entenderte, aunque no comparto tu forma de ser, yo todos los días muero de hambre, sin embargo, ese no será un motivo para seguir órdenes. En fin, lo que no puedo hacer es garantizarte que volveremos a ser amigos, porque la confianza se tarde en recuperar, no obstante, el rencor ya no está.
El perro guardián lo abrazó y le deseó un buen día.
Al paso del tiempo, un grano de confianza se levantó entre el perro y el gato, y la simpatía brotaba desde sus corazones. Todo marchaba bien.

Un día, el gato callejero quiso ir a visitar a unos viejos amigos, pero que lamentablemente se encontraban trabajando para un grupo de inmensos caninos que odiaban al gato. Pero éste, se armó de valor y entró a compartir con ellos un agradable momento. Además, el perro guardián era el encargado de vigilar.
Al rato de charlar, entra uno de los enormes caninos y a patadas echa al gato callejero, y de paso, castigó a sus trabajadores.
El gato simplemente siguió su rumbo, sin preocuparse en cómo se enteraron de su visita. Hasta que uno de sus amigos a los que fue a visitar, le llamó para contarle que quien fue a decirle todo a los caninos, fue nada más ni nada menos que el perro guardián. Y así la confianza desapareció definitivamente.

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Ahora: Incluyamos también ese desagradable aburrimiento de que pase siempre lo mismo, sí, aquí está conmigo nuevamente. Eso no cambia, no cambia.

Alone - Pearl Jam ft Alice in chains

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