No hay nada trivial

La gente creía que cuando alguien muere, un cuervo se llevaba su alma a la tierra de los muertos, pero a veces, algo malo ocurre, y acarrea una gran tristeza, y el alma no puede descansar en paz. Y a veces, sólo a veces, el cuervo puede traer de vuelta el alma para enmendar el mal.

lunes, 17 de enero de 2022

Quisiera ir

 Inevitablemente una historia me llevó a una película que me llevó a un par de canciones que me llevaron hacia las sensaciones más secas y olvidadas de mi narrativa; y ahora siento unos deseos desenfrenados de correr hacia el pasado y así tal cual como soy ahora, reencontrarme con quien era hace más de diez años, esa pre-adolescente ofuscada de que a pesar de la simplicidad de sus problemas su mente era tan compleja, confusa y aterradora que tiempo después entendería lo imposible que era hacerle frente a los 14 años. Quisiera que esta persona de 27 años; sin tener claridad de nada aun pero con tanto camino recorrido y tantas veces de practicar la autocontención pueda estar con esa niña; porque en esos momentos al parecer y al leerme lo que más me destrozaba el alma era sentirme tan sola. Sola encerrada en la vida de una niña que tiene un hogar, un padre, una madre, una hermana, primos, primas, tías, amigas del colegio, gente que me quería mucho; no sólo tenía una familia, tenía una familia que me amaba. No sólo tenía amigas, sino que tenía buenas y sinceras amigas. Pero nada bastaba para opacar los atentados de mi propia mente que me hacían sentir sola, porque independiente del número, de la cantidad de personas que tuviera a mi al rededor, ninguna podía entender a cabalidad los sentimientos que me atormentaban el día a día; ninguna, porque ni yo misma podía; porque necesitaba crecer y caerme veinte veces para poder descifrarlo y desarrollar las respuestas.

Por eso quisiera viajar ahora, porque ahora soy capaz de ir y decirme lo que en esos momentos necesitaba oír. Y me desespera que sea tarde. Siento tanta pena por esa niña que lo único que recibía del mundo eran quejas por sentir y por explorar. Quejas que construyeron un caparazón y una máscara que se hizo tan resistente que aun me sigue costando romperla. 

Al fin y al cabo siempre le he tenido miedo a una sola cosa: la simplicidad; pero siempre fui tan simple a pesar de haber luchado todos estos años contra ello. Mírame aquí, volviendo siempre al menos una vez a recorrer esas historias poco profundas y fáciles de entender que tanto me cautivaban. Llorando con canciones de las cuales nunca supe qué decía la letra; porque simplemente el sólo sonido de la guitarra, de la voz, el tan solo drama que es capaz de transmitir puede inundarme los ojos. Y creo que los años se me están yendo y yo aun no puedo concluir mi historia. ¿O sí? si más que mal el personaje soy yo y no tiene por qué acabar aun. 

Siempre me dio tanta vergüenza mostrarme tal cual soy. Cuan declaración de homosexual recordando su vida dentro del clóset. Bueno también eso es parte de mi historia, sólo que nunca sentí vergüenza de no ser heterosexual ni de mostrarlo, más bien porque tampoco estaba tan segura de que no lo era ni de nada respecto a mis sentimientos. Todo, absolutamente todo era demasiado confuso. Pero volviendo al tema de mostrarme tal cual soy, sí, tuve un peso tantos años de comentarios sobre lo débil que te hacen ciertas cosas. Me sentía tan desprotegida en este mundo que opté por la primera herramienta que vi cerca de mí: ocultarme bajo esa apariencia que me acompañó por tantos, tantos años que ahora ni siquiera quiero dejarla ir del todo, porque ya se hizo parte de mí. Solamente me gustaría que con esa yo de plástico que construí todo este tiempo y con la niña de 13 años que sintió la necesidad de construirla podamos mirarnos de frente y perdonarnos y acompañarnos y por sobre todo entendernos, para ver si después de tanto puede flotar esa sensación de protección y contención que tanto he buscado. 

No me disculpo por ser débil, me disculpo por no saber protegerme de la forma correcta. Pero de todos modos también me agradezco por haberlo intentado; ya que nadie más lo hizo, ni siquiera quienes por ética tenían la responsabilidad.

Aunque no lo quieras mi amor, sabes bien que la portada de tu libro será blanca, brillante y tendrá un par de corazones rosa como cualquiera de esos que encuentras en las ferias junto con otros libros de comedia y autoayuda.