No encontrar la manera de darle sentido a esto. Camino cada día luchando contra ese miedo a desaparecer y contra ese deseo de enterrar la vida; tratando de encontrar un equilibrio, en donde todos nos demos cuenta de que no estamos actuando bien, porque nos estamos haciendo daño, nos estamos mintiendo los unos a los otros, estamos intentando sobrevivir pero a costa de hundir a los demás. Somos todos tan ciegos... siempre pensamos que tenemos la última palabra, que yo por ser la persona social de la familia soy la que actúa bien, mientras que ella por tener la madurez y la jerarquía cree que lo hace ella. La razón está siembre bajo una condición, y al fin y al cabo ¿qué conseguimos? dolor, angustia para todos.
Me da tanta pena pensar en que se acerca la navidad... omitiendo que se celebra algo en lo que no creo y todo el consumismo y materialismo que el capitalismo genera en esta sociedad, me da pena simplemente porque es una fecha que me hace ver cómo me he ido entristeciendo, cómo todo se ha vuelto más oscuro, como hay personas que ya no existen en este mundo, que se fueron, que me dejaron; cómo fui olvidándome de esa sonrisa gigante que poco a poco desapareció. Pasé de ser la niña que gritó, saltó y casi lloró de felicidad y emoción al ver a su padre disfrazado de un viejo pascuero raquítico (con tanta inocencia, nunca supo que era su padre) a ser una persona que estuvo más de 5 meses sin dirigirle la palabra, arreglando las cosas de manera fría y sin que nada vuelva a ser como antes.
En algún momento de la vida, la alegría llegaba sólo por el olor a diciembre, porque -sin sonar humilde-, nunca me importaron mucho los regalos, yo empezaba a ser feliz desde el día 1... me gustaba cada cosa que trajera la navidad, armar el árbol, colocar luces, ver las luces cada noche de ese mes, iluminando todas las casas, pasear por las ferias navideñas a pesar de terminar comprando sólo comida, tener un traje especial para ese día, aunque fuesen unos pantalones normales y una polera cualquiera, siempre era especial. Tener a la familia reunida, alegres, compartiendo, siendo sinceros, queriéndonos. Y así concluyo mi estado: Extraño a mi familia, a pesar de que sigo viviendo con ellos y los veo prácticamente todos los días, la extraño más que cuando me voy semanas lejos de ella, la extraño porque hace años que ya no existe, ya no es lo que solía ser. Pero qué va, existen re pocas familias eternamente felices.
Me extraño a mi también, ya no sé quien soy, no sé quién es la que está escribiendo. Es alguien inestable, inseguro, con miedo, con travas, con nudos que se han fortalecido tanto que ya no sé si puedan desarmarse.
¿Volvamos a dejarnos llevar por cosas pequeñas?
Give up the ghost - Radiohead