No hay nada trivial

La gente creía que cuando alguien muere, un cuervo se llevaba su alma a la tierra de los muertos, pero a veces, algo malo ocurre, y acarrea una gran tristeza, y el alma no puede descansar en paz. Y a veces, sólo a veces, el cuervo puede traer de vuelta el alma para enmendar el mal.

martes, 27 de julio de 2021

La tristeza mi musa

 ¿Llorar me da serotonina? Quizás suene absurdo; pero me di cuenta de que en todo este tiempo que llevo con bajas de serotonina; miedos abrumadores y crisis extravagantes de cosas que antes no conocía, no he llorado absolutamente ningún día por dramas internos. Como que en algún momento todo se puso demasiado serio, y creo que me hacía falta una noche de desvelarme escuchando conciertos y llorando sin siquiera saber por qué.

Es que esta siempre fui yo. La intensa, la protagonista de telenovela, la que sueña con despertar en Seattle con el paisaje lleno de nieve y gente despeinada usando camisas de franela cuadrillé. Porque Seattle es como ese imaginario de lugar triste y sencillo. De pueblo pequeño con tabernas quitapenas, con amores culposos y familias desarmadas.

Es absurdo también que alguien sueñe con un lugar así. Pero es que así soy y eso no me hace depresiva, la depresión ha venido por otros lados y ha sido totalmente diferente. Puedo tener controlada la depresión y mientras más lo haga más lloraré porque estaré liberando serotonina. Porque llorar me hace humana y sentirme humana me hace estable.

Por eso me gusta tanto escribir. ¿Cuándo han conocido escritores que sólo escriben felicidad?; si la pena inspira y libera.

De hecho hace tiempo no sentía esta necesidad incontrolable de derramar lágrimas a través de los dedos.

Chris Cornell, Maquinaria Chile 2011


miércoles, 21 de julio de 2021

La muerte y el miedo

Creo que la primera vez que comencé a experimentar el miedo fue con las historias y películas de terror; como la mayoría de les niñes. Le temía a un jocker mirándome desde la luna y a que un pájaro violentamente me allanara; pese a que era un relato del sur. En el fondo, sentía miedo de mi misma y del poder de mi mente para controlar mi vida. La historia del tué tué me asustaba porque se supone que él venía si uno repetía tres veces su nombre. Perfecto, era tan simple como no mencionarlo; pero ahí venía mi mente a atormentarme la vida repitiendo el nombre una y otra vez sin que yo pudiese controlarlo.

De tantos miedos me hice cristiana. Mi abuela vivía la vida a puros rezos y a la fe en que alguien nos protegía desde arriba. Así que yo decidí hacer lo mismo; e independiente de todo lo que podamos decir de las religiones, es algo a lo que le sigo encontrando sentido; independiente de en qué creemos; pero mientras creamos en algo, los niveles de miedos y ansiedades bajan. Y a los pobres como no nos quedan muchas opciones y tenemos que construirnos nuestros caminos a base de sacrificios y penares, la fe en alguien, en algo, nos salva de la desesperación un poco. En fin, la cosa es que un día luego de ver la película de Kill Bill, específicamente la escena en donde a la protagonista la entierran viva; comencé a experimentar un miedo que no tiene mayores explicaciones. En la escena el personaje con su audacia logra salir de eso, y eso es lo que a la mayoría de las personas les queda; pero yo después no me podía sacar de la cabeza la imagen de personas enterradas vivas. Desde ahí que cada vez que pensaba en eso comenzaba a tiritar y a sentirme nerviosa. Creo que desde pequeña que vengo desarrollando cuadros de ansiedad. Luego eso se me formó un trauma, que hace poco logré soltarlo un poco, porque por fin pude hablarlo con mi gente cercana y lo dejé escrito en un cuaderno en caso de irme de este mundo. Escribí lo importante que es para mí que no me entierren; y eso me alivia un poco al saber que después de morir no habrá ninguna posibilidad de despertar adentro de un cajón. Sin embargo; sigo teniendo un tema con la muerte en general. Porque ya no soy cristiana, y dejé de creer en lo que antes solía tranquilizarme. Entonces me ha costado pensar en ello con calma y desprenderme de los miedos. 

Por un lado tengo un tema con la muerte personal; porque creo que me mata la incertidumbre de no saber qué va a pasar. Ya no cabe tanta ansiedad al pensar que de repente podemos dejar de respirar mientras todo a tu al rededor sigue funcionando normal. Si me carcome la mente el funcionamiento de la vida, con mayor razón el funcionamiento de la muerte. Ya en estos momentos me cuesta encontrarle el sentido a tantas cosas; y sé que podemos vivir sin que necesariamente nos haga sentido la vida, pero a mi esas ideas me dan vuelta una y otra vez. Me vuelve loca pensar en por qué a mi me tocó habitar este cuerpo; pero más loca me vuelve pensar que en cualquier momento puedo dejar de habitarlo y no sé qué sigue pasando.

Y por otro lado, está el tema de la dependencia emocional. El dolor de perder seres queridos es un dolor que yo sé que mucha gente puede soportarlo. Es como si esa gente hubiese venido preparada para enfrentar esos momentos; y siento que yo nunca lo estuve y nunca lo estaré. Hay personas que si se llegan a ir de mi vida; simplemente la destruirían y nunca podría recuperarme. Sería mucho más que un dolor, que una pena; porque básicamente yo no podría seguir viviendo sin ciertas personas al menos hasta que hayan vivido lo suficiente. Y eso es lo que me atormenta día a día y por lo que no puedo estar completamente tranquila. Porque además tengo dependencia; y a pesar de que estoy en un camino largo y lento de desprenderse y comenzar a caminar sola, aun me cuesta hacerlo y sigo necesitando que me den la mano. Todavía no puedo avanzar sólo conmigo misma. Y el tema de la muerte lo único que hace es ponerme escenarios en donde voy a estar sola, ya sea muriendo yo o perdiendo a alguien.