No hay nada trivial

La gente creía que cuando alguien muere, un cuervo se llevaba su alma a la tierra de los muertos, pero a veces, algo malo ocurre, y acarrea una gran tristeza, y el alma no puede descansar en paz. Y a veces, sólo a veces, el cuervo puede traer de vuelta el alma para enmendar el mal.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Perdón 2013.

No puedo no dejar constancia de que una vez más viví. No puedo olvidar que siempre necesito dejar rastro de mi pasado, de mi presente, de mis caídas y logros antes de cerrar una fecha.

No iré con rodeos, fue un año de mierda. Pasaron cosas maravillosas, jamás dejaré de reconocerlo, sin embargo los tropezones me superaron el doble. Intenté levantarme muchas veces, incluso viendo con mis propios ojos que la responsable de la mayoría de los problemas era yo, pero nunca hice nada por cambiarlo, de eso estoy clara.

Fue todo marchando al revés. Caminé con las manos durante estos 365 días, miré con el estómago y oí con mi naríz. Nada tuvo sentido, este año mis recorridos no concordaron. Comencé así: El mejor verano de mi vida, las mejores vacaciones. Comenzó el 2013 y sentí que todo empezaba a marchar a la perfección... lo pasé tan, pero tan bien. Compartí con gente valiosa para mi, salí, me divertí, me fui a la playa con mis dos mejores amigas, mis hermanas, mis fundamentales. Y aunque fueron sólo tres días, jamás los voy a olvidar, porque fue todo perfecto. Después de tanta distorsión, salidas, trasnoches y cosas con los amigos, me fui una semana a la Patagonia con mi madre. Fue claramente, el viaje de mi vida. Lo volvería a hacer mil veces más. Me fue bien en la Psu y entré a lo que quería. Luego las cosas comenzaron a ponerse turbias. Comencé mis clases y conocí gente maravillosa, que sé que va a estar conmigo por mucho tiempo más, pero realmente creo que eso ha sido lo único bueno que me ha pasado. Conocer a la gente con la que hoy estoy.

Me fui a la mierda. Me tomé demasiado en serio el descontrol. Las heridas se transformaron en cicatrices que perturbaron mi mente. Y harta ya de tanta basura, harta de repetir la misma puta historia estos putos 19 años de vida, decidí desatarme, vengarme, dejar de ser la niña tonta a la que le toman el pelo. Y así fue como comencé a hacer todo mal. Desde un comienzo me rendí con los estudios. Hice cosas que antes no hacía. Me endurecí el corazón, juro que lo hice una piedra. Me comporté como lo hace el prototipo de hombre maricón. Ese que no tiene sentimientos, que sólo busca mujeres para pasar el rato, y jamás se enamora. Ese que ilusiona, que busca y al instante abandona. Así fui yo, mientras me duró. Así conseguí problemas, disgustos... así hasta que una pared de mierda se interpuso, y no me dejó avanzar, me estancó y hasta estos momentos me sigue teniendo ahí, cometiendo más errores aun, dentro del encierro, sigo empeorando las cosas, porque volví a repetir lo que ya me tiene aburrida, saturada, colapsada. Eso que supliqué no volver a ver, aquí llego nuevamente, en menos de cuánto? un mes? Y que siento peor y más doloroso que las veces anteriores. De eso se trató este año. De pasar la mierda, mirar hacia arriba y ver que cae un regalo en mis manos, pero que antes de que mi sonrisa se termine de estirar, ese regalo desaparece. He recibido las cosas con entusiasmo, con esperanzas de encontrar ahí mi refugio, mi aire, mi pieza. Pero no, todo eso que ha llegado me falló en cosa de segundos.

Hace rato que estoy diciendo y sintiendo lo chata que estoy. Ya es demasiado para mi. No quiero sonar sufrida ni patética. Mi vida no es una mierda, no. Pero estoy chata de que todo haya salido mal. Y que siga asi, que hoy, 31 de diciembre, las peleas sigan, las malas caras, los desagrados, las desilusiones, los problemas, las malas noticias. La gente que llega a mi vida haciéndome creer que me construirá un futuro sencillo a su lado, que me entrega carcajadas, gratos momentos, que me hace quererla, sentir algo especial. Y luego sin ninguna explicación terminan sólo haciendo daño, se transforman en un chicle que has masticado por mucho rato. Llegan, se sientan en tu silla y se quedan con tus cosas.

Sinceramente ya no me quedan más ideas, de qué hacer para que todo esto cambie. Creí en la altura de mira, en el positivismo, en las vibras, las energías. Pero nada pasó. Creí en la madurez, el crecimiento de mi misma, de mi mente, de mis sentimientos. Pero nada cambió. ¿En qué puedo creer ahora?.

Gracias vida por darme aunque sea una alegría que quedará por siempre en mí. Los amigos, los verdaderos amigos que conocí y no quiero perder nunca.

Perdón a quienes fallé. Perdón mamá por no cooperar contigo, últimamente me siento una mierda de hija, de hermana, de amiga, de prima, de mujer. Es estúpida mi forma de pensar, pero no puedo evitarlo. Perdón por ser tan poco aporte este año. Por dedicarme sólo a disfrutar, a tomar, a drogarme, a revelarme. Y en ningún momento preocuparme de mi futuro, de mi abuela enferma o del cansancio de mi madre. Perdón pero este año no debió ser. Yo no fui nadie. No sé si los números cambien lo que yo pueda ser. Simplemente... perdón.


¡Una oportunidad más! sólo quiero llenar este puto vacío que se agranda cada vez más.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Volví.

Aquí, nuevamente; las repercusiones asisten a un par de momentos más. Cada trecientos y tantos días, algo más extraño va sucediendo. ¿En qué momento las cosas cambiaron tanto?. Siento que un día, yo cerré los ojos porque no quería ver como el tic-tac del reloj destruía tantas cosas creadas en tanto tiempo. Quise cegarme, dejar de sentir nostalgia por cada papel roto, por cada imagen que permanece en mi mente... y así fue como cuando abrí los ojos... ya nada era lo mismo. De hecho, nada es lo mismo. La gente que existió ya no está acá... convivo con nuevas personas y con nuevas historias. El cuento se repite, pero claramente con otros personajes... y eso como era de suponer, terminó por reventarme la cabeza en más de algún momento. 

No sé si sea necesario cambiar yo. Sé que tampoco debo esperar que este nuevo año sea mejor, sé que no debo esperar nada en realidad. No sé qué hacer ya a estas alturas... creo que falta poco para que todas las partes de mi cuerpo se anestesien de tanta espera, de tanta paciencia. 

Porceline - Red hot chili peppers.