No hay nada trivial

La gente creía que cuando alguien muere, un cuervo se llevaba su alma a la tierra de los muertos, pero a veces, algo malo ocurre, y acarrea una gran tristeza, y el alma no puede descansar en paz. Y a veces, sólo a veces, el cuervo puede traer de vuelta el alma para enmendar el mal.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Veinte

Había escrito algo en mi celular cuando caminaba por el metro, pero se borró y no puedo repetir cada palabra. Había escrito que no sabía si creer en que justo el día en el que cumplo 20 años amanezca nublado sea coincidencia, pero que tampoco sabía si podía encontrarle algún sentido. Estamos llegando al verano, y después de días soleados y con casi 30 grados, un 20 de diciembre amanece gris. De hecho por eso estoy escribiendo, porque estar de cumpleaños no me provoca nada más que melancolía, y si a eso le sumamos un clima reflexivo, no puedo evitar que corran las lágrimas, por ninguna razón en especial, simplemente porque siento pena, de todo, pena por el miedo que siento a que los años sigan corriendo tan velozmente y yo no sepa aprovechar sus días. Recordé en 5 segundos cada cosa mala que me pasó este año, y no sé si siento pena por recordarlas, o por temer a que sigan pasando, o bien, por saber que también hubieron cosas maravillosas y no quiero que se vayan. 

Cada año que pasa, este día se torna más simple. Recuerdo que hace unos años atrás, estar de cumpleaños me ponía contenta, me encantaba que la gente se acordara de mi, que me escribiera mensajes, que me cantara, me gustaba estar en el pensamiento de las personas que quiero. Me gustaba poder pedir un regalo, que me hicieran una once y que me vinieran a ver, me gustaba que la casa estuviera ordenada y con cosas ricas para comer. Sin embargo también recuerdo que odiaba que este día se acabara, y eso le quitaba un poco lo bonito. Cuando el día llegaba a su fin, solía ponerme triste, y deseaba que no llegase la luna. También recuerdo que todos los años esperaba un saludo especial... todos los años de alguien diferente, pero todos los años lo deseaba. Ese saludo especial nunca llegaba y eso siempre arruinaba la sonrisa que me provocaba esta fecha. Este año pensé durante el paso de los meses, que ese saludo especial iba a llegar ahora, pero hubo un momento en que me di cuenta que no sería así, de todos modos no tengo pena por eso. Las cosas cambiaron, ya no espero nada de nadie. Me sigue gustando que la gente se acuerde de mi, que dedique unos minutos de sus vidas para escribirme, llamarme, verme. Pero si no lo hacen da igual, ya no hay sonrisas que arruinar, siento que de alguna manera mi alma se está desligando de mi cuerpo y está escapando. 

Ya son 20 años, y yo aun sigo cerrando los ojos. Tengo tanto miedo de no encontrar nunca la llave que necesito. No sé en qué creer, tengo mucha pena, mucha. Quisiera poder reemplazar los regalos materiales, por amor, por alegría, por buenos momentos. Bueno, creo que después de tantas risas y tanto amor que me entregaron anoche y hoy, se viene la parte sensible.

Sigur Rós - Varúð

lunes, 1 de diciembre de 2014

Hola,

No tengo nada que decir y al mismo tiempo tengo muchas cosas para decir.

Fue extraño lo de hoy en la mañana. Pero necesitaba ese abrazo.

Necesitaba hablarte también, y llorarte, decirte cuánto te extraño.

Necesito reconstruirme, pieza por pieza, aunque cueste, aunque pase un largo tiempo, no importa, necesito reconstruirme.

Someday I'll be a saturday night.

2010, 2011, 2012. De aquí pa' allá, de allá pa acá, vueltas y vueltas por el pasado.