Había salido del infierno, pero nunca llegué a estar en el cielo.
Sobran los pensamientos, las sensaciones. Te tengo a ti, y al mismo tiempo estoy escribiendo en dos cuadernos más, porque tengo uno nuevo, sin embargo tiene un enfoque diferente al otro. El que recibí el año pasado ha sido utilizado prácticamente como un diario de vida, pero más a mi manera. En cambio el que recibí este año, contiene fotos, las fotos más bonitas que pude encontrar, de ese pasado que nunca se ha ido de mi vida, ese que me hace cuestionarme si de verdad existió. Abajo de las fotos comento los sentimientos momentáneos transformados en figuras literarias y luego comento qué es lo que pienso de esa imagen y cómo lo relaciono todo. Así es como la escritura es cada vez más un vicio, una necesidad, algo que se está transformando en lo que más me gusta hacer, más que vivir.
Sí, esta es la primera entrada que escribo este año, 2016. Porque sí, ya pasó mi cumpleaños y no escribí nada, pasó navidad y no escribí nada, pasó año nuevo y no escribí nada, y no lo haré, porque no importa. Simplemente cerré los ojos y al abrirlos ya era otro año.
Quiero pensar que este comienzo tan diferente significará un cambio en el resto de los días.
Hoy te escribiré a ti, creo que ya es tu turno, porque ya te metiste en mis pensamientos y no puedo seguir negándolo. Ayer estabas, hoy no, no sé si mañana estarás. Apareciste como un fantasma bueno, como gasparín, porque no vives, no eres de carne y hueso, pero me hiciste sentir a mi que si lo soy, después de sentirme más muerta que cualquier cadáver enterrado metros bajo la tierra. Transformaste la historia que estaba destinada a ser una novela trágica, la interrumpiste, le robaste el protagonismo al ladrón y me dejaste perpleja, porque ya estaba aceptando que no iba a poder salir de esa cárcel, al menos en mucho tiempo. En realidad esto no es un agradecimiento, porque aun no sé en que estado estoy ahora. Estoy viviendo, estoy existiendo, pero sólo eso. Mi cuerpo se está desvaneciendo porque no alcanzaste a terminar el trabajo, eres como un superhéroe mal hecho, de esos que los historiadores inventan por inventar algo, y no finalizan su descripción. Efectivamente, eres un ser sin descripción concreta, alguien a quien aun no logro conocer. Sin embargo, sigo sin poder encarar al historiador, porque en el fondo no me interesa, y nunca me interesaron los peros dentro de este relato, nunca me importaron los indicios de que esto no debía seguir, porque soy sagitario y cuando quiero algo, el capricho se me sube a la cabeza. Entonces insistí. Me enojé, me frustré, me desesperé en ciertas ocasiones, pero siempre volvía a insistir. Hoy mi querido horóscopo me dijo que ya basta, y quede atónita, porque a pesar de ser una fiel seguidora de los consejos astrales, nunca una predicción semanal había sido tan directa y tan certera con lo que estoy viviendo en estos momentos. Por lo tanto ahora estoy en un dilema, ya que tengo una mezcla de sentimientos y pensamientos que se contradicen a cada segundo. ¿Será más real mercurio o esos libros que te dicen que las cosas no pueden quedar así? ¿quién tiene la razón? ¿yo o ella? ¿la película o el matinal? ¿el si o el no? ¿o el no sé?. Y bueno, mi decisión ahora ha sido la de costumbre: no hacer nada, escapar. Sí, huir de la gente, de las preguntas, del mundo en el que me desenvuelvo, y por eso sólo estoy existiendo.
No voy a negar que aun tengo la corazonada de que algo harás y le demostrarás a los lectores de tu historieta que sí estás vivo, y que puedes ser el encargado de cambiar la tradición anual, que puedes ser el mejor superhéroe que jamás hayan inventado, porque dirás que no fuiste inventado, que de verdad naciste y llegaste para destruir la miseria del mundo. Y así, el odio volverá a ser lindo y ser rara volverá a ser gustoso. De todas formas, es sólo una corazonada, y por lo que comprobé, el chackra de la intuición está bastante mal en mi.
Te lo pediría de una forma tan sencilla... así: Quédate, porque yo no soy un error, o mejor dicho, yo no voy a cometer el error, porque este tiempo de lejanías y decepciones me sirvieron para poder estar segura de lo que me estaba pasando. Para aterrizar y así no mentirle a la gente, ni a mi misma, ni a ti. Lo descubrí hace poco, pero más vale tarde que nunca. Tengo todo claro y esa es una buena señal de que yo no me voy a ir. Pero en fin, cuesta tanto lograr una pequeña comunicación que probablemente nunca lo sabrás.
Qué queda para hoy, para mañana. Caminar, existir. Ver si puedo resolver otros asuntos pendientes en mi vida, ver si puedo dejar de estar tan enferma.
