Recorridos infinitos llenos de distintas y desgarradoras direcciones que confunden y trastornan tu sensible mente opacada por los vértigos de seguir pensando y pensando hasta provocar un accidente. Jamás fingiste, nunca mentiste, ni tampoco intentabas encontrar las salidas de formas desesperadas, simplemente creíste en tí misma, caíste en tu propia trampa, te convenciste de haber capturado la herramienta necesaria para poder huir, de alguna u otra manera enterraste, sepultaste, estancaste y le quitaste el oxígeno a todos los recuerdos, borraste cada facción característica y te cegaste a una sóla conclusión: regalar tiempo a un rostro en blanco, con un gigante signo de interrogación sólo te hace más fría. Tienes el tiempo en tus manos, posees el derecho de decidir qué hacer con el y contigo misma, tienes el control para manejar tu propia carretera, tú eliges si te enfadas o te relajas, si te complicas o respiras, si lloras o ríes, si te ves bien o mal... pero el destino no lo manejas y por eso tu vida se desvía, eres posesiva y necesitas sentirte dueña de cada principio y cada final, dueña de todas las historias que se van construyendo a medida que tienes los ojos bendados, si miras nada resulta y eso te vuelve loca, no sabes qué hacer para recibir tu regalo de navidad, cada año piensas como un niño y te esfuerzas por hacer las cosas bien y así poder decirle a Papá Noel: Hey, pues ya me toca. Falta tanto para terminar con todo, sin embargo el final no tardará en llegar y cada año que pase más sorprendida estaré por todo lo que puedo esperar, sin dejar nunca de soñar.
No todos los sueños con ojos abiertos son lindos, te imaginas cada situación irrealmente desagradable...
No todos los sueños con ojos abiertos son lindos, te imaginas cada situación irrealmente desagradable...