Querida lluvia, estimadas gotas de aquel simple y a la vez extraordinario zumo, encargadas de esparcir sentimientos encontrados a todos aquellos que en ustedes creen y confían, hoy por primera vez, siento que me han defraudado, y que para mi alma, ha sido el fraude más sorprendente que me ha tocado vivir, porque en ti querida lluvia, en ti... invierno deseado, hojas caídas, ambiente reflexivo, en ti yo creía más que en mi propia consciencia, en ti tenía mis manos, mis sueños y mis anhelos, eras tu mi esperanza de cambiar todo esto, eras el factor de mi vida encargado de regalarme sonrisas espontáneas, historias inolvidables, sin embargo, hoy, vuelves con tanta fuerza que parecías enfadada, como si todos nosotros te hubiéramos herido, de tal manera te llevaste toda la ilusión creada, olías a venganza, sabías a rencor, y tu mirada reflejaba angustia.
Discúlpenme, milagrosas y maravillosas sustancias que van y vienen, que caen por todas partes, si algún error he cometido, lo siento, pero aun así, no creo haber hecho nada tan malo como para despertar un primer día de lluvia en este cálido año con la seguridad de encontrarte advirtiéndonos a todos que hoy sería un gran día, y terminar recorriendo un camino espantoso, buscándote mientras tú huyes de mí, sentada en una banca sin poder creer que de esa manera tan sádica y desquiciada comenzaría mi día, mi primer día de lluvia en este cálido año.
Yo sólo... me quiero disolver, quiero ser parte del clima, quiero olvidar y que me olviden, pertenecer a nada pero seguir acá, quiero dejar de pensar, no tener mente, ni corazón, sólo gotas de lluvia, y la imagen de esas gaviotas que me miran y me dicen que todo estará bien.
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