No hay nada trivial

La gente creía que cuando alguien muere, un cuervo se llevaba su alma a la tierra de los muertos, pero a veces, algo malo ocurre, y acarrea una gran tristeza, y el alma no puede descansar en paz. Y a veces, sólo a veces, el cuervo puede traer de vuelta el alma para enmendar el mal.

domingo, 11 de octubre de 2020

La Violeta y la Evelyn

Ya me pedí, en el espacio, en el tiempo, no logro encontrarme; estoy desaparecida.

Ya no sé qué es lo correcto, qué es lo que he aprendido realmente. 

Vengo a escribir sobre algo que alguna vez ya escribí: Mi relación con la Violeta y con la Evelyn. No me canso de mencionarlo, a la Violeta la quiero porque la siento en el alma, incluso he creído ser una reencarnación de su vida que no terminó de ser, sin su talento ni sus historias ni sus relaciones con el mundo, con amores distintos y otras pérdidas, otros recorridos, pero con los mismos sentires y la misma desesperación de estar viviendo por la obligación de haber venido a este mundo por alguna razón que aun no descubrimos. Con la misma decepción que nos causa esta vida tan violenta, tan desigual. Con el corazón igual de roto, parchado y cocido. Con el mismo apego hacia las cartas, la misma capacidad de poder expresarnos a través de letras, de canciones, de poesía o párrafos sin sentido. Y en ese trayecto de miserias y dolores siento hasta su decisión final; y voy a pelear con cualquiera que se atreva a juzgarla, porque quien no siente con esta intensidad desbordante la desolación de despertar cada día preguntándonos por qué no podemos seguir durmiendo eternamente, no puede decir nada, absolutamente nada. Yo te entiendo Violeta, tantas veces he pensado en abandonar esta mierda de mundo; pero yo tengo un único cable a tierra: el dolor que me causa pensar en el dolor ajeno; y no vivo con la idea de hacer sufrir a alguien, sea quien sea, y aunque ese dolor sea egoísta y posesivo, porque la vida es mía y si yo no quiero vivirla no tendría por qué estar viviendo obligada para no causarle dolor a otras personas, comiéndome mi propio dolor, aunque así sea, todo lo que me hace ser como soy es el sentir lo que sienten los demás. Por eso soy tan buen oído y tan buena compañía para algunas personas, porque su sufrimiento me hace tan mal que puedo acompañar en la pena siempre y hablar como si me estuviese pasando a mí para que salgamos juntas de la mierda. Y bueno, así como me obligo a levantarme por las mañanas para cumplir con las rutinas, también me obligo a vivir. Ojalá pudiese obligarme también a matar los desamores y a no sentir como siento.

El punto es que te fuiste, Violeta, te fuiste. Y en ese transitar entre tus letras que quedaron y la vida del presente apareció la Evelyn, muerta en vida igual que yo; que creó una de las canciones que más reflejan mi sentir y que ya la he citado en este blog porque me describe de pies a cabeza, y en ella me encuentro cuando ando desaparecida como hoy. La borrachita. Pero ahora me encontré en otra y ya estoy volviendo al hogar con esta canción:

Nada para comer ni plata que gastar
Y el negro que me gusta mala voluntad
Me dice que me quiere y eso no es verdad
Pensará que me engaña, yo no creo en patrañas.

Nada para comer
Pena para tragar
Ni plata pal pasaje, y te quisiera ver
Nada para beber
Nada para fumar
Y las tripas me cantan, al amanecer.

Tanto que cuesta ganar la plata
Tan poquito que cuesta gastarla
Tan poco me demoré en quererte
Tanto me demoro en desprenderme.

Tanto que cuesta ganar la plata
Tan poquito que cuesta gastarla
Tan poco me demoré en quererte
Tanto me demoro en desprenderme.

En desprenderme.

Ta tan mala pega
Tan mala la paga
Tan malo mi negro, me dejó botada
Tan mala pega
Tan mala la paga
Tan malo mi negro, me dejo sin nada.

Nada pa comer
Nada para olvidar
Nada para beber
Nada para fumar
No tengo qué vender
No hay ni donde fiar
Y las tripas me cantan al amanecer.

Tanto que cuesta ganar la plata
Tan poquito que cuesta gastarla
Tan poco me demoré en quererte
Tanto me demoro en desprenderme.

Tanto que cuesta ganar la plata
Tan poquito que cuesta gastarla
Tan poco me demoré en quererte
Tanto me demoro en desprenderme.

En desprenderme.
En desprenderme.
En desprenderme.
En desprenderme

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