Eran días en blanco y negro; con viento, nieve y chimeneas. Eran días que nunca existieron, que sólo imagino. Los quiero así; que no haya tiempo para sentir dolor ni para traicionar; que no hayan imposibles, ni utopías... que todo sea real.
Estoy robando actitudes frías y serias. Quemándome los ojos para no ver lo que no quiero y fumando cigarrillos para discutirme, para conversarme, para comprenderme. Me repito que ya es hora de retirarse del juego, porque ya se terminó la corrida y nadie ganó; no tiene sentido. Quise creer que estaba dentro de esas escenas en donde la vida te devuelve la mano por lo que haz hecho y por lo que no también.
Un salud porque ya es momento de tocar armónica y bailar salsa. De sacar fotografías y caminar por deslumbrantes otoños... sola, sin compañía. Llegó la hora de que nadie más que yo esté encargado/a de sacarme sonrisas; de crecer y de no volver a caer en las mismas trampas, nunca más. Llegó el minuto de enterrar recuerdos y olvidar ciertas cosas e ideas.
No sé en qué minuto pasé de querer escribir algo a alimentar mi alma con proyecciones internas.
Bob dylan - Thunder of the mountain
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