No hay nada trivial

La gente creía que cuando alguien muere, un cuervo se llevaba su alma a la tierra de los muertos, pero a veces, algo malo ocurre, y acarrea una gran tristeza, y el alma no puede descansar en paz. Y a veces, sólo a veces, el cuervo puede traer de vuelta el alma para enmendar el mal.

domingo, 31 de enero de 2021

Fin.

Se termina enero y da igual, sólo tiene más suspenso decir que vengo a escribir esto porque comienza un mes nuevo, un año nuevo, un ciclo nuevo, qué se yo, pero no, en verdad ni siquiera había mirado la fecha, sólo necesito responder de alguna manera lo que ya quedó enterrado, pero junto con ello quiero enterrar también las reflexiones que me quedaron dando vueltas en la cabeza.

La primera reflexión que hice fue un tanto dolorosa y autodestructiva. Lo único que me dejaron un montón de líneas fue el esparcimiento de esa sensación de abandono que la machi había revivido en mi conciencia. Ella me hizo ser consciente de ello, luego se intensificó. Ya que siempre utilizo libros para describir metafóricamente ciertos acontecimientos, pensaba en todo esto como un libro de tu vida, de tu transitar. En ese recorrido de autodescubrimiento, de reencuentro contigo misma, de búsqueda, de sobrellevar dolores, personalidades que dejaste atrás y no sabías como volver a ellas, en todo ese camino tuvo que salir alguien herido para que pudieses tomar conciencia de los actos, de la vida, de ti misma. Tuvo que haber daño para poder empezar a poner en práctica ciertos cuidados, para cambiar, para volver a ser quien fuiste quizás, para no querer volver a hacer lo mismo. Tuvo que romperse un corazón para que pudiesen llegar otros a disfrutar de la parte buena, de la parte recompuesta, de las nuevas versiones, de la persona mejorada. Y simplemente en esa historia, a mi me tocó ser el sacrificio humano. El que quizás sacó lo mejor a costa de haberse accidentado con graves lesiones. 

Ya no sé qué tan así sea; lo único que sé, es que aunque los personajes secundarios no podemos elegir nuestra historia dentro de los relatos ajenos, mi segunda reflexión es que yo también tengo la mía en donde no soy secundaria, y esa historia se entrelazó con la tuya en algún capítulo, pero mi libro es larguísimo y ese capítulo es uno de los más cortos; y en el capítulo de mi libro no voy a dedicarme a mirar desde la ventana, mientras me desangro, cómo yo forjé esa parte de tu historia, cómo a través de mis heridas otras personas están escribiendo sus capítulos entrelazándose con los tuyos. Así que de tan grave fui a urgencias y después de un día entero de analgésicos, de suero, camillas, inyecciones y cosas varias, me recuperé y volví para ponerle fin a una parte de mi libro que sólo me dejó cicatrices curables en un largo recorrido de accidentes.

Finalmente, mi última reflexión y la más reciente, es que tenís el ego demasiado alto. Y mi blog sabe que no hablo del autoestima, ni del amor propio, porque esas son cosas buenas. Hablo de ese ego maligno, que en verdad es bastante común en mucha gente. He vuelto a releer todo y lo único que leo es ego y más ego. Y si hay algo que siempre me ha cargado en esta vida son las disputas de egos y la invisibilización de tu entorno producto de ello. Así que na' po, ojalá te bajis un rato del pony, aunque si le doy gracias a ese ego de algo, de haberme bajado los humos a mí, respecto a lo que pensaba de tí, por haberte bajado de la nube en la que te tenía, porque con todo, se me ha hecho todo un poquito más fácil.

Tanta vida caminada, y quizás en estos momentos no me sienta bien porque me duele el útero de una forma abominable y me he sentido un poco rara con todo esto de la lluvia y los reencuentros y los sueños y hacer cosas que nunca había hecho, pero como dice esa voz digital que estoy escuchando todas las noches, no somos lo que sentimos, y no me puedo identificar con un sentimiento de momento, vivo el sentimiento, pero después se va así cómo mi útero me va a dejar de doler. Así que en general, puedo decir que estoy bien, porque hay pena, hay confusiones aun, hay un poco de resentimiento, hay fantasmas volviendo, pero estoy en el camino correcto y sigo caminando sin desviarme. ¿Cómo lo sé? porque he aprendido. He ahí un ejercicio para luchar contra el ego. Aprendimos de todo lo que nos pasa, y si nos pasan puras cosas malas aprendemos el doble. Hoy siento que aprendí a no asesinarme, a controlar mis emociones y a entender que esas emociones no me definen. Aprendí a sanarme las heridas más rápido y a no dejar que se me infecten. Aprendí que si todo se me repite es porque estoy constantemente pensando en ello. Por eso sé que estoy en un buen camino y está bien servir de algo, aunque sea de ejemplo.

Chaito no más !

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