No hay nada trivial

La gente creía que cuando alguien muere, un cuervo se llevaba su alma a la tierra de los muertos, pero a veces, algo malo ocurre, y acarrea una gran tristeza, y el alma no puede descansar en paz. Y a veces, sólo a veces, el cuervo puede traer de vuelta el alma para enmendar el mal.

domingo, 21 de octubre de 2012

Palabras para aquello que se hace llamar amor.

Tú. Sí, a ti te hablo. No sé quién eres, no sé qué forma tienes, ni de qué color son tus ojos. Tampoco sé qué edad tienes si es que la tienes... no sé si el día de hoy estás vivo o muerto, tampoco sé si en realidad existes.
No sé absolutamente nada de ti, pero estoy seriamente intrigada con respecto a tu indiferencia. No entiendo por qué nunca tuve la oportunidad de conocerte... en un comienzo pensé que no estaba en edad de hacerlo, pero hoy me di cuenta de que hay algo que va más allá de los años y la experiencia, algo que me impide verte, y siempre separa nuestros caminos, y ese algo se dedica a enviarme hacia el norte mientras tu vas al sur. Con el paso del tiempo, creí haberte conocido más que cualquier otra persona, supuse que estabas dentro de mí y por fin ya te había descubierto. Eso me pasó aproximadamente unas tres veces. Sin embargo todo resultó ser un mal entendido, y efectivamente en esas tres ocasiones te confundí con alguien diferente. Luego de esas malas jugadas, me prometí a mi misma no volver a caer, y honestamente no te he vuelto a confundir nunca más. Pero tú y yo seguimos estando en extremos totalmente alejados... y aun no tengo la posibilidad de conocerte.
No sé si quiero encontrarte, lo más probable es que no, a pesar de estarte buscando constantemente. Si sé que cuando te acerques un poco a mí, yo me voy a arrancar, y ya no será la vida ni el destino los responsables de nuestra separación, sino más bien yo, porque ahora te temo más que nunca, y no quiero que seas parte de mi.
He visto como te introduces en la vida de las personas, y generalmente metes las patas. Las haces cambiar, y las obligas a abandonar su verdadera identidad. Haces que su moral se caiga y siempre terminan algo locas gracias a ti. 
Sé también que has traído mucho gozo y felicidad. Pero eres un mortal y siempre hay algo que acaba con lo más lindo de ti.
Por eso yo te tengo miedo, y no permitiré que te acerques a mi. Aunque reconozco que sigo intrigada, y muchas veces siento deseos de verte aunque sea de lejos... y poder alzar mi mano para saludarte. Sentirte por un momento y luego olvidarte. No quiero morir sin descubrirte, y poder decir que yo también te conocí. Pero hay algo, que sigue impidiendo este encuentro, en esos momentos en que yo doy un paso para dirigirme hacia donde estés, ese algo te desvía y yo no puedo hallarte. Lo peor de todo, es que ya he observado la parte física de ti, ya te vi  y te seguí, pero primero tu no te diste cuenta de mi existencia, y luego de notarla, me ignoraste y seguiste tu camino.
Creo que te odio.

Azucar al café - Manuel García

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