No hay nada trivial

La gente creía que cuando alguien muere, un cuervo se llevaba su alma a la tierra de los muertos, pero a veces, algo malo ocurre, y acarrea una gran tristeza, y el alma no puede descansar en paz. Y a veces, sólo a veces, el cuervo puede traer de vuelta el alma para enmendar el mal.

domingo, 5 de julio de 2020

Que único y necesario te hay vuelto.
No tengo cuadernos, no tengo oídos, ni tacto, ni cercanía. No tengo inocencia, ni drogas, ni utopías que me encierren en espacios inexistentes. Ya no creo mundos fantásticos, no tengo vías de escape, ni pasarelas, ni túneles, ni trenes, ni escenarios, ni nada.

Que difícil es poder entender a alguien que nunca ha entendido nada; quizás porque no puede, porque en su infancia nunca le enseñaron la importancia de escuchar a alguien más que no sean los mismos ídolos que tu te haz creado, de entender más allá de cómo se ha potado la vida contigo. A veces no me encuentro, porque no tengo de dónde haber aprendido tantas cosas que tengo guardadas desde niña y que nunca se fueron de mi, y yo sé que no fue la escuela, pero tampoco fue la crianza. Yo no soy como tú, y debería sentirme bien y orgullosa de eso, pero no puedo evitar sentir dolor por tu falta empatía, por tu bondad que es devorada por el orgullo y el individualismo. Mi forma de ser es tan distinta a la tuya que a mí me duele ver cómo me alejai de ti. Ver cómo tení todas las facilidades posibles para que las cosas estén bien entre todos pero tu insensatez se dispara. Así es como dejamos en evidencia cuán poco valor tienen los números en la madurez mental y psicológica, cuan absurdas son las jerarquías, porque lo mayor no te quita la ceguera, y cualquier niñe es capaz de razonar más que tu.

Perdón si mi paciencia está llegando a su límite, la estiré lo más que pude, pero ya no está resistiendo tanto y se está cortando de a poco. No puedo hacerme cargo de tantas cosas que no están bajo mis manos.

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